Cada vez que recibo preguntas acerca de cuál es la mejor estrategia para preparar a los niños con discapacidad para ser incluídos, me parece increíble cerciorarme de que aún hoy seguimos pensando en la inclusión como algo condicionado que sólo aquellos que califiquen gracias al mérito de sobreponerse a sus propios retos, merecerán después de haber demostrado que son capaces de encajar. Eso no es inclusión, y peor aún, es discriminación disfrazada de inclusión.

El otro día presentaba una conferencia para un grupo de padres jóvenes y la pregunta salió a conversación, “¿debo poner a mi hijo en una clase o centro especial hasta que gane las habilidades que le hacen falta para ser incluido?” La respuesta es un radical NO, y la razón es muy obvia: si tu intención es hacer que tu hijo alcance un estándar para poder activar su derecho a inclusión, probablemente nunca será incluido, porque la meta de la inclusión no es estandarizar, sino todo lo contrario, trabajar de manera individual para maximizar mientras respaldados por la ley, ajustamos, modificamos y proveemos los servicios que hagan falta. 

“Pero es que no puede hablar y no le van a entender.” 

Pero es que la inclusión no se trata de lenguaje, sino de desarrollo de la comunicación basados en la clara aceptación de que probablemente muchos niños no desarrollarán un lenguaje típico y eso no es una condena a la segregación, sino todo lo contrario, es una llamado a la realización de que hay maneras alternativas de comunicación y que en el proceso de encontrar su voz, también los demás normalizarán esa realidad contribuyendo a que la inclusión sea una realidad mientras entienden el espectro de la diversidad.

“Pero es que se porta mal y molesta a los maestros y los compañeros.”

¿Y si en vez de enfocarnos en su “mal comportamiento” como una sentencia resultado de su discapacidad, nos enfocamos en su humanidad para determinar el porqué del comportamiento y así, con bases apoyadas en mejores prácticas de comportamiento, creamos un plan que le permita avanzar con los apoyos que necesita para escribirle un futuro en vez de limitarlo sin nunca haberle dado la oportunidad? Y aquí es importante que los padres sepan que difícilmente esta será una iniciativa de la escuela. Este es el compromiso de los padres de escribir una nueva historia y para eso deberán prepararse y activarse. 

“Pero es que yo no soy activista.”

Primero, ¿qué entiendes por ser activista? ¿te defines entonces como pasivo y acatador? Porque ser activista no es vivir en guerra ni cargar un rifle en tu espalda. Ser activista es tomar acción. Es tener fe en tu poder de transformar el mundo para tu hijo. Es aceptar la responsabilidad que conlleva la paternidad y la maternidad para asegurarte de que tu hijo sea tratado con el respeto que merece. Es activar a tu entorno para que cada cual haga su trabajo lo mejor posible. Es aprender y seguir aprendiendo, en vez de acatar y vivir frustrado o resentido con la vida. 

“Pero es que no todos los padres son iguales.”

Y eso es lo mágico de esta historia. Todos somos tan diferentes como lo son nuestros hijos, y a todos nos toca decidir quienes queremos ser para definir el futuro de nuestros hijos enfocados en nuestras habilidades. Nadie lo puede hacer por ti. La vida es dura, la inclusión es compleja, la discriminación existe, los prejuicios están en todos lados, y aún así, las opciones son claras: activarse haciendo tu mejor esfuerzo mientras te fortaleces en el proceso, o rendirte engañándote a ti mismo bajo la excusa de que no hay nada por hacer. Es una reflexión personal.

Créeme, siempre hay algo por hacer. Y aquí la respuesta es sencilla y clara: no necesitas hacerlo solo y para eso como pasa con todo lo demás, deberás tomar responsabilidad de tus decisiones a la hora de recibir y digerir información.

  • ¿Quiénes te rodean, te repiten constantemente que la inclusión no existe basados en sus experiencias o prejuicios?
  • ¿Los grupos a los que perteneces, se la pasan compartiendo fotos y frases “especiales” y nunca en la vida hablan de activación o derechos?

Si la respuesta es sí, muy probablemente el primer paso es rodearte de quienes tienen un enfoque en construir y transformar. No es la decisión más divertida porque más bonito es pasarse el rato viendo cosas divertidas, pero en la vida real, el camino a la inclusión de tu hijo es el más largo, el más complejo y el menos divertido. ¿Vale la pena? ¡Siempre!  

Eliana Tardío
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About Eliana Tardío

Eliana Tardío es la mamá de Emir y Ayelén; ambos con síndrome de Down. Reconocida por su trabajo promoviendo la inclusión natural de las personas por su individualidad, Eliana ha sida reconocida por celebridades como Araceli Arámbula, Thalia, María Celeste Arrarás, Karen Martínez, y más. Su historia ha sido compartida por las cadenas mundiales más importantes: Univisión, Telemundo, CNN, y Azteca América. Nombrada Bloguera Latina Inspiración 2014 en USA, en este espacio Eliana comparte sus vivencias y recursos con más de 200.000 visitantes al mes.

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2 Comments on “4 Frases Que Nos Desactivan como Padres y Limitan la Inclusión de Nuestros Hijos”

  1. Hola, antes que nada gracias por compartirse en estos textos. Soy psicóloga y estoy atendiendo por primera vez a una persona con discapacidad en edad jóven. Precisamente sus padres le han dicho que no tiene el síndrome porque ha rebasado las expectativas que los expertos le indicaban. Me puse a buscar y encontré este y otros espacios que me han enriquecido. Y entiendo que es muy arduo y difícil pero que sí hay camino. Gracias.

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