En más de 17 años en mi tarea de madre de Emir, y más de 14 como madre de Ayelén, he aprendido un millón de lecciones. Todas ellas probablemente se resumen en estos 10 consejos de amor para maximizar a tu hijo con síndrome de Down, haciendo un énfasis en la palabra “maximizar” porque aquí no hay nada que superar ni curar. En esta vida se trata todo de creer y de amar con ganas, y si a algo hay que sobreponerse no es al diagnóstico, sino a los prejuicios que nos empujan a creer que algo está mal cuando realmente, todo está tan bien como ha estado siempre. 

  1. Los hijos son simplemente hijos y no llegan a este mundo con la misión de elevarte o transformarte y ciertamente, su condición no es un sacrificio adoptado o una condena de sufrimiento en el intento de enseñarle algo a los demás. DESMISTIFCA la condición de tu hijo o hija para retirar la etiqueta más limitadora que es la de idealizar o santificar, para humanizar y aceptar íntegramente reconociendo que no hace falta demostrar el valor de tu hijo en base a prejuicios y fantasías. Tu hijo ya es, y siendo quien es, ya es suficiente. 
  2. Tu hijo será tan especial como tu esfuerzo y entrega de padre se lo permita. Su cromosoma extra ni le dará poderes extra-terrenales ni le dará capacidades ni diferentes ni excepcionales. Tu hijo como cualquier otro será el resultado del amor y el compromiso invertido en él. Tu hijo será único y en la tarea de fortalecerlo y maximizarlo en sus habilidades, tu hijo se construirá de tu mano para sentirse “único y especial” en su rol de ser humano mientras aprende a amarse y aceptarse gracias a tu amor. 
  3. Tu hijo necesita aprender a ser aceptándose a si mismo íntegramente. Tu hijo necesita ser consciente de sus fortalezas y sus debilidades. Tratar de anular su condición, esconderla o tratar de borrarla, no es un acto de amor sino uno de inseguridad en tu papel de padre. Si no aceptas con naturalidad y amor que los retos existen para todos, y vives para demostrar que tu hijo “puede como todos,” muy probablemente te perderás de la magia de descubrir cómo puede por si  mismo, sin comparaciones, sin idealización, y sin expectativas absurdas. Para que tu hijo se acepte y se ame, necesita que lo acepten y lo amen como un todo. 
  4. La verdadera lucha no comienza afuera pero en nosotros mismos. Si no hemos vivido el proceso de aceptación plena de nuestros hijos a través del cual podemos verlos como personas completas y capaces en sus propias habilidades, créeme, nunca podremos conseguir que el mundo allá afuera pueda entender lo que nosotros no hemos podido digerir aún. El primer paso en esta vida es trabajar en ti. Evaluar tus sentimientos, reflexionar acerca de tus temores y tus inseguridades, y sobre todo, aceptar que todos tenemos prejuicios inconscientes que necesitan ser superados para poder dar el próximo paso hacia la inclusión real de nuestros hijos.
  5. No te dejes influenciar ni manipular por los prejuicios asociados a la discapacidad que se enmascaran en eufemismos y capacitismo. Adoptar etiquetas “especiales” y querer convertirte en una madre o padre “especial” de manera automática fruto del diagnóstico de tu hijo, lo que único que provocará en tu vida es frustración y angustia al reconocer que esta no es una vida fácil ni especial, pero una vida compleja y demandante, que como cualquier otra, puede ser tremendamente valiosa y “especial,” si haces el trabajo para maximizarla y activarla. 
  6. No tienes poderes excepcionales de ningún tipo ni eres mejor madre o padre que el resto. En nuestra búsqueda de igualdad e inclusión real para nuestros hijos con discapacidad, sería absurdo tratar de crear un cimiento basado en desigualdad o en teorías vacías que intentan darle una respuesta mágica a una situación humana que no necesita nivelarse para tener un valor. Reflexiona constantemente acerca del porqué de la necesidad de convertirte en protagonista de la vida de tu hijo, en vez de trabajar en cederle protagonismo mientras aprender a ceder control para ganar control. 
  7. La espiritualidad es para mi el cimiento de la fortaleza que me ayuda a maximizar a mis hijos, pero tengo algo tremendamente claro: mi verdad es mía y así como no necesito imponerla a otros, tampoco necesito discutirla ni demostrarla. En este camino, tu fe será tu escudo, pero nada caerá del cielo. Absolutamente todo lo que veas manifestarse en tu vida y en la de tus hijos, será fruto de tu trabajo duro y de tu esfuerzo. Nadie puede solucionarte la vida, pero la fe en ti mismo puede darte las herramientas para activarte y aprender a buscar y aplicar tus propias soluciones. 
  8. Es un camino largo con premios y tropiezos. Hay días buenos y hay días malos. Hay situaciones maravillosas y otras tremendamente difíciles. Hay una necesidad imperante de compromiso, entrega y dedicación, y sobre todo de paciencia y resiliencia. Nada pasa de la noche a la mañana, y en cada momento bueno o malo deberás aprender a encontrar luz y esperanza cuestionándote siempre qué te falta y cómo puedes cubrir ese vacío. Enfocados en nosotros mismos y lo que podemos cambiar o mejorar, es más fácil avanzar. 
  9. Acepta con amor y fe que tu trabajo no es cambiar ni reparar a tu hijo, sino aceptarlo y amarlo con una visión maximizadora libre de limitaciones. Con ese mismo amor y fe acepta también que es un trabajo de por vida en el cual muchas veces descubrirás que aún temes, que aún te superan los prejuicios, y que necesitas seguir creciendo y aprendiendo. Haz las pases con tus imperfecciones, con tus preguntas sin respuestas, y con tus altibajos. No necesitas ser perfecto ni valiente a tiempo completo. Necesitas ser honesto, reconocer tus propias carencias, y sobre, aceptar la responsabilidad de que tomando acción serás capaz de entender que el único cambio y reparación requeridos en este camino, son los que tendrás que ajustar en ti mismo para vivir en un estado consciente de crecimiento personal que te permitirá crecer junto a tus hijos mientras los ayudas a crecer.
  10. Y por último, no te conviertas en un cazador de sueños ajenos o un borrego del rebaño que intenta imitar la receta de alguien más. No caigas en la “moda” de aislar a tus hijos en etiquetas que hablan de inclusión cuando lo único que hacen es excluirlo basados en prejuicios e inseguridades que intentan demostrar teorías carentes de lógica que apoyan la existencia de “habilidades diferentes” o “especiales.” Tu hijo tiene habilidades como todo el mundo, tu hijo tiene posibilidades como todo el mundo, tu hijo tiene derechos y responsabilidades, y sobre todo, tu hijo te tiene a ti. Tu eliges con tus decisiones su camino, porque indistintamente de su condición, como pasa con cualquier otro hijo, tu hijo depende de ti. Mientras más enfocado te mantengas en mirar adentro, más poderosa será tu capacidad de ayudarle a tu hijo a construirse a si mismo. Mientras más tiempo y energía pierdas siguiendo y queriendo replicar “el éxito” de otros, más te alejarás del real, imperfecto, y verdadero, que es el propio. Uno que no se encuentra en las redes sociales ni se comparte con etiquetas. Uno que se trabaja con el corazón y con el alma y no se compara con nada: el de tu familia y el de los que amas basado en tus recursos y valores personales. Mientras tengas respuestas para ti mismo y para tus hijos, créeme, no le deberás explicaciones a nadie.
Eliana Tardío
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About Eliana Tardío

Eliana Tardío es la mamá de Emir y Ayelén; ambos con síndrome de Down. Reconocida por su trabajo promoviendo la inclusión natural de las personas por su individualidad, Eliana ha sida reconocida por celebridades como Araceli Arámbula, Thalia, María Celeste Arrarás, Karen Martínez, y más. Su historia ha sido compartida por las cadenas mundiales más importantes: Univisión, Telemundo, CNN, y Azteca América. Nombrada Bloguera Latina Inspiración 2014 en USA, en este espacio Eliana comparte sus vivencias y recursos con más de 200.000 visitantes al mes.

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