En nuestra comunidad de padres de hijos con discapacidad, la inclusión es una palabra compleja que se asocia a retos, a lucha constante, y a la necesidad de un cambio en el sistema. Dada la complejidad de la inclusión a nivel mundial, muchas veces se considera una guerra invencible y de muchas maneras, se han creado muchos mitos alrededor de ella que intentan demostrar que es imposible o que no vale la pena.

Para entender la verdadera meta de la inclusión, en las siguientes 6 frases vamos a desenmascarar la inclusión para presentarla sin mitos, y como lo que realmente es, una experiencia natural que no debe ser idealizada ni tampoco minimizada.

Mito #1: La inclusión es sólo para quienes califican para ser incluidos

Mito. Dicho esto algo que escuchamos constantemente es a padres y profesionales tener conversaciones tales como: ¿tiene mi hijo capacidad para ser incluido? Su hijo estaría mejor en una clase “especial.” Así no se siente perdido y avanza a su propio ritmo.

Realidad. NO SE CALIFICA PARA LA INCLUSION. Por ley de acuerdo a la ley universal de derechos de personas con discapacidad, e independientemente de sus capacidades, todos los niños con discapacidad en edad escolar tienen derecho a la inclusión, lo que quiere decir a crecer junto a sus pares típicos con las adaptaciones y modificaciones necesarias que permitirán su aprendizaje con un enfoque en la maximización de sus capacidades individuales.

Mito #2: Si el estudiante no va al ritmo de sus compañeros, la inclusión está fallando

Mito. Cuando escuchamos a padres y maestros discutir el rendimiento del estudiante en relación al resto de los estudiantes y concluir que porque el estudiante con discapacidad no va al ritmo de sus compañeros debe ser retirado del aula común y limitado a una nueva ubicación dónde se le retirarán los retos académicos ya que ha alcanzado su “plateau,” o techo académico.

Realidad. La meta de la inclusión no es conseguir que el estudiante con discapacidad vaya al ritmo de sus compañeros típicos. No se intenta adaptar al estudiante al sistema estandarizado, sino individualizar el sistema para que se adapte a las capacidades del estudiante sin limitar su poder. NUNCA es tiempo de retirar al estudiante del aula común. Siempre es tiempo de readaptar el plan cuando vemos que algo no funciona. No es culpa del estudiante. Es responsbilidad del equipo.

Mito #3: Incluir es trabajo de los maestros y es culpa de los maestros si no funciona.

Mito. Como padres asumir el papel de víctimas o de jefes cuando se trata de inclusión. Creer que o bien debemos esperar que alguien la cree para nuestros hijos, o pensar que la podemos pagar sin involucración directa.

Realidad. La inclusión es un trabajo de equipo que los padres no dirigen, sino que lideran. Los padres deben conocer a ciencia cierta el plan educativo de sus hijos, ser parte de la entrega del currículo educativo a través de la participación diaria en casa, traer preocupaciones así como sugerencias, y sobre todo, brindar información constante que permitirá que los maestros y profesionales reconozcan al individuo y puedan adaptar y modificar mejor los materiales.

Mito #4: La inclusión es hermosa y todos los días mi hijo va a ser premiado y aplaudido.

Mito. La inclusión es un cuento de hadas y los niños incluidos viven una vida de sueño donde son premiados y aplaudidos todos los días.

Realidad. La inclusión real es silenciosa y no tiene nada de fuera de serie. Mientras más real y orgánica, se experimentarán más retos. El estudiante al ser tratado como los demás deberá vivir procesos de adaptación, de auto-descubrimiento, de fortalecimiento de sus capacidades y reconocimiento de sus responsabilidades. Habrán días difíciles, y es normal.

Mito #5. La inclusión “reparará” al estudiante y vamos a eliminar su discapacidad para demostrar que puede ser como todos.

Mito. La meta de la inclusión es “reparar” al estudiante y ocultar o eliminar su condición como persona con discapacidad para demostrar que la discapacidad no existe.

Realidad. La meta de la inclusión es celebrar la individualidad de cada uno de los estudiantes respetando y celebrando sus diferencias, y sobre todo, estableciendo el valor de la persona con discapacidad como persona antes que nada. Nunca se trata de eliminar la discapacidad porque la persona siempre vivirá con una, y queremos habilitar y mantener sus derechos habilitados, el más importante de nuevo, que su individualidad sea respetada y que sus derechos sean reconocidos para tener todas las modificaciones y adaptaciones que necesitarán no solo a nivel académico sino a lo largo de sus vidas en otras áreas de desarrollo.

Mito #6. El estudiante con discapacidad va al aula común sin expectativa académica y con la meta principal de contribuir espiritualmente al grupo.

Mito. No importa si el estudiante aprende, lo importante es que comparta con otros y los inspire a ser mejores.

Realidad. El estudiante con discapacidad como el resto de sus compañeros va a la escuela a aprender. Su misión individual es maximizarse como lo haría cualquier otro ser humano. No necesita ni merece ser idealizado ni nunca debe ser puesto en una posición en la cual su condición está supuesta a hacer sentir al resto del grupo bendecidos o agradecidos por no tener una discapacidad.

Eliana Tardío
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About Eliana Tardío

Eliana Tardío es la mamá de Emir y Ayelén; ambos con síndrome de Down. Reconocida por su trabajo promoviendo la inclusión natural de las personas por su individualidad, Eliana ha sida reconocida por celebridades como Araceli Arámbula, Thalia, María Celeste Arrarás, Karen Martínez, y más. Su historia ha sido compartida por las cadenas mundiales más importantes: Univisión, Telemundo, CNN, y Azteca América. Nombrada Bloguera Latina Inspiración 2014 en USA, en este espacio Eliana comparte sus vivencias y recursos con más de 200.000 visitantes al mes.

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