Hay un millón de razones por las cuales es tan importante humanizar a nuestros con discapacidad, específicamente a los que tienen síndrome de Down y son idealizados desde el día que llegan a la vida. Y todo se basa en una pregunta muy simple, ¿y cuándo el angelito crece? ¿qué pasará con él? 

Podemos defender la sobre-protección como un modo sublime de amar, o podemos ser honestos y aceptar y entender que la sobre-protección no educa ni entrega las herramientas necesarias para que el individuo sepa cómo hacer las cosas por si mismo. La sobre-protección discapacita a cualquier mortal independientemente de su diagnóstico, y mucho más aún a quienes viven con una discapacidad. 

Educar es Difícil

Entre los muchos comentarios que leo diariamente y la interacción que tengo con familias en la comunidad, algo que me queda muy claro es que hacerlo todo por los hijos es lo más sencillo del mundo. Cuándo uno decide asumir el rol de protector en vez de educador, uno toma todas las decisiones por sus hijos, lo hace todo por ellos, y así se quita uno la molestia de discutir, de enseñar, de correr riesgos, de repetir, y de vivir la frustración que viene asociada al arte de enseñarle a un hijo a hacerlo por sí solo. Lo difícil es educar, darles voz cuando no es fácil entenderlos, darles oportunidades cuando siempre hay riesgos. Sobreponernos a nuestra comodidad para lidiar con lo que sobrelleva invertir tiempo y repetición, eso es lo díficil. Hacerlo todo sin margen de error y a nuestro modo, eso es tremendamente fácil.

Conformarse es lo Más Simple del Mundo

Otro de los comentarios que leo constantemente es este que intenta disfrazarse de esperanzador, ¿por qué no aceptar que son ángeles sin maldad que sólo nacieron para amar? La respuesta es tremendamente sencilla. Primero, porque son personas de carne y huesos con necesidades humanas como todos. Segundo, porque como cualquier ser humano tienen una mezcla de emociones, impulsos y sentimientos que necesitan y merecen ser educados, tercero porque necesitan desarrollarse al máximo de sus posibilidades para crecer y vivir dignamente con el derecho básico a la independencia como sea posible. 

Y uno más que probablemente no es último pero es tremendamente importante, 

  • Cuándo el angelito crece y no conoce los límites, las muestras efusivas de aprecio que quizás eran celebradas cuando era ese pequeño que solo sabía dar amor, se vuelven incómodas. ¿porqué? Por una simple razón: porque es un adulto con emociones y sentimientos que sin la necesaria educación lo pueden colocar en una posición muy dura. 
  • Cuándo el angelito crece y habiendo tenido la oportunidad de aprender a ser independiente nunca la ganó porque era tratado como un angelito, el angelito es vulnerable, es dependiente, y nunca será feliz. La falta de capacidad nada tiene que ver con su condición sino con los límites que le fueron impuestos por sus padres tratando de escudar el miedo en un amor sin condiciones, pero con muy bajas expectativas.  

Si lo amamos tanto como decimos amarlo, hay que pensar en el individuo y prepararlo, fortalecerlo, creer en él, habilitarlo constantemente, respetar sus sueños, y cambiar la retrograda idea de que no tiene voz y de que no tiene capacidad humana, sólo para hacernos el trabajo más sencillo. Como padres es nuestro deber educar con amor y dignidad. Y es que el verdadero amor requiere sacrificios, y esos no son hacerlo todo por ellos, sino enseñarles a hacerlo por si mismos.

Eliana Tardío
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About Eliana Tardío

Eliana Tardío es la mamá de Emir y Ayelén; ambos con síndrome de Down. Reconocida por su trabajo promoviendo la inclusión natural de las personas por su individualidad, Eliana ha sida reconocida por celebridades como Araceli Arámbula, Thalia, María Celeste Arrarás, Karen Martínez, y más. Su historia ha sido compartida por las cadenas mundiales más importantes: Univisión, Telemundo, CNN, y Azteca América. Nombrada Bloguera Latina Inspiración 2014 en USA, en este espacio Eliana comparte sus vivencias y recursos con más de 200.000 visitantes al mes.

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