1. Asumir tu responsabilidad de cambiar el mundo en cada pequeña acción entendiendo que no necesitas ser un líder de masas sino un padre amoroso que reconoce la individualidad de su hijo con respeto y fe en sus capacidades, y así entiende que en cada una de sus palabras y actos, activa a su hijo poniéndolo en primer lugar. 
  2. Darle poder a la educación, no justificar con base en la ignorancia. Aprender a investigar, analizar y compartir información que promueva la dignificación de la discapacidad como una manifestación humana natural que forma parte de la diversidad. Ser padre y madre es una tarea de constante evolución en la cual a medida que nuestros hijos crecen, requiere ajustes, conocimiento, y crecimiento. No podemos conformarnos con frases como, “el mundo no está preparado.” Es nuestro deber prepararnos mientras contribuimos a que el mundo se prepare y cambie para bien. Nadie lo puede hacer por nosotros. 
  3. Aprender a evaluar tu crecimiento personal para poder ayudar a tu hijo a crecer. No evoluciona quién no aprende a fluir y se estanca. Entender que todo comienza en ti y que eres poderosa o poderoso cuando te construyes para ser un defensor de la inclusión. La inclusión se construye con educación, con estrategias, aplicando mejores prácticas. No es fruto ni de la lástima, ni de los cartelitos conmovedores ni tampoco de una cultura que la presenta como un acto de caridad en vez de un derecho. Lo más fácil es vivir sin puerto y dejar que sean las circunstancias las que manejen nuestro destino. Lo difícil y lo único efectivo es fijar metas. Determinar qué nos falta o que es lo que limita nuestra desarrollo individual. Cubrir carencias y afrontar la responsabilidad de cambiar lo que no funciona para darle a nuestros hijos la mejor vida posible. 
  4. Hacer lo correcto, no lo más fácil. Entender que la meta no es borrar ni eliminar la discapacidad sino aceptarla, dignificarla y a partir de ahí activar los derechos de las personas con discapacidad para lograr acceso universal reconociendo que la discapacidad no limita, sino que es la falta de accesibilidad lo que no permite que las personas con discapacidad desarrollen sus capacidades al máximo. 
  5. Tomar conciencia del efecto de tus actos y tus palabras en lo que respecta a la inclusión. Dejar las excusas que justifican tu inacción como padres cuando dices cosas como, “no vale la pena pelear,” “la gente nunca va a cambiar,” “el mundo nunca va a estar listo.” Solos no podemos cambiar el mundo, pero si todos tomamos conciencia de nuestros actos y activamos nuestra palabra con nuestras acciones, nada puede detenernos. 
  6. Erradicar la lástima y la condescendencia para activar la justicia y el respeto por los derechos de tu hijo o hija. Reflexionar profundamente para entender de dónde vienen los temores, los complejos y los sentimientos lastimosos que te hacen creer que la discapacidad de tu hijo es responsable de tu circunstancia actual, para trabajar en lo que falta para vivir la vida que quieres vivir y que tu hijo se merece. Entender que este compromiso es un camino que requiere esfuerzos y sacrificios, y que mientras más rápido comiences, más pronto llegarás. 
  7. Comprometerte a educar de manera constante como un componente esencial de la evolución del mundo. Dejar la fantasía de que tu hijo no necesita a nadie más o de que vives en un mundo de ensueños y que el mundo no importa. Aprender para educar. Educar para maximizar. Maximizar para darle a tu hijo la vida que por derecho merece. 
  8. Renunciar a la victimización para promover la activación respaldada en derecho, no en caridad ni en lástima. No solo renunciar sino denunciar la victimización como el componente que activa la inclusión caritativa. Estudiar las leyes de nuestros países, crear grupos de padres que se fortalezcan mutuamente para activarlas, para distribuir información y juntos empoderarse para defender los derechos de nuestros hijos, en vez de crear cuadros “sensibilizadores” insostenibles que anulan la justicia. 
  9. Involucrarte activamente a todos los niveles para exigir accesibilidad. Creerte la realidad de que nadie lo puede hacer por ti y de que nadie lo puede hacer mejor que tu cuando se trata de derechos. Asegurarte que los líderes políticos reconozcan la existencia y escuchen las necesidades de las personas con discapacidad. Exigir que se cumplan las leyes de accesibilidad. Empoderar a otros padres y familias para hacerlo posible. 
  10. Denunciar el uso y abuso de las personas con discapacidad como banderas de campañas políticas o como promotores de lástima colectiva a través de publicaciones virales, cartelitos y videos. Los padres tienen el poder de cambiar la realidad en la que vivimos en la cual se utilizan los rostros de las personas con discapacidad para crear lástima. Cuando nosotros como padres cambiemos la mirada para dejar de mirar a nuestros con excepciones y etiquetas, el mundo hará a su parte. Mientras sigamos promoviendo los prejuicios que hacen que la gente generalice y utilice a nuestros hijos como objetos de lástima, seguiremos siendo cómplices de este movimiento limitador que constituye la base de la segregación, la injusticia, y la limitación de la evolución de nuestros hijos con discapacidad.  
Eliana Tardío
¡Conéctate!

About Eliana Tardío

Eliana Tardío es la mamá de Emir y Ayelén; ambos con síndrome de Down. Reconocida por su trabajo promoviendo la inclusión natural de las personas por su individualidad, Eliana ha sida reconocida por celebridades como Araceli Arámbula, Thalia, María Celeste Arrarás, Karen Martínez, y más. Su historia ha sido compartida por las cadenas mundiales más importantes: Univisión, Telemundo, CNN, y Azteca América. Nombrada Bloguera Latina Inspiración 2014 en USA, en este espacio Eliana comparte sus vivencias y recursos con más de 200.000 visitantes al mes.

View all posts by Eliana Tardío