Siempre los padres tenemos la tendencia a ponernos en segundo lugar en comparación con los profesionales. Es sencillamente normal que es intimidante tener opiniones divididas o desacuerdos con alguien que ha invertido de 5 a 10 años de su vida para ganar un título profesional que como padres no tenemos. Pero lo más importante es saber y comprender que como padres, cada día que invertimos en el cuidado y crianza de nuestros hijos cuenta con la misma fuerza y nos convierte en los expertos en la vida de nuestros hijos. Hablar desde el amor o la pasión no es suficiente, y es por eso la necesidad de que el padre se eduque para educar. 

Como padres tenemos que ser responsables y tenemos que tener el objetivo claro: esta no es una lucha para cambiar las viejas palabras por nuevas y más bonitas que siguen reforzando los mismos comportamientos que por tantos años han limitado y segregado a las personas con discapacidad. Esta es una lucha por normalizar la discapacidad y a partir de ahí lograr que se transformen los sistemas a favor de la inclusión, en vez de seguir buscando excusas o calificativos “especiales” que sigan promoviendo exclusión basados en lástima. 

Pero si el padre no sabe, y en su mente lucha contra el prejuicio desde el prejuicio, el padre sigue estancado en el sentimiento de frustración que provoca sentirse impotente de cambiar la realidad. El padre debe y necesita entender la diferencia entre opinión y realidad. Entre los grupos de padres que lucran en función de la vulnerabilidad y los que empoderan desde la ley y el conocimiento. El padre tiene que renunciar a la victimización relacionada a la discapacidad que le hace creer que porque su hijo tiene una discapacidad la gente tiene que sentir lástima y ofrecerles todo de gratis, o tomar decisiones por ellos. 

La necesidad de que el padre se eduque para educar es inmensa, porque si el padre tiene bajas expectativas hacia su hijo y constantemente justifica los altibajos de la vida en relación a su diagnóstico, ¿de dónde sacará fuerza o fe para luchar en contra del sistema y demostrar que su hijo merece una vida mejor? Podemos seguir culpando al mundo por siempre y sentarnos a esperar que algo cambie, o podemos asumir nuestra responsabilidad y empezar por entender los conceptos más básicos para luchar desde la educación y apasionarnos por su efecto a nuestro alrededor.

El concepto más básico a digerirse y entenderse es el siguiente: vivir con una discapacidad no es una sentencia de muerte. Las personas con discapacidad necesitan de sus familias y comunidades para acceder a servicios, modificaciones y adaptaciones que le permitirán balancear sus capacidades y desarrollarse al máximo de las mismas. Negar la discapacidad o inventar nuevas palabras no cambia la realidad. Aceptar que existe, determinar las carencias y trabajar por hacer una diferencia comenzando en la vida de nuestros propios hijos es lo que hace la diferencia. 

Eliana Tardío
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About Eliana Tardío

Eliana Tardío es la mamá de Emir y Ayelén; ambos con síndrome de Down. Reconocida por su trabajo promoviendo la inclusión natural de las personas por su individualidad, Eliana ha sida reconocida por celebridades como Araceli Arámbula, Thalia, María Celeste Arrarás, Karen Martínez, y más. Su historia ha sido compartida por las cadenas mundiales más importantes: Univisión, Telemundo, CNN, y Azteca América. Nombrada Bloguera Latina Inspiración 2014 en USA, en este espacio Eliana comparte sus vivencias y recursos con más de 200.000 visitantes al mes.

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