Voy a comenzar repitiendo una frase célebre: Ser padre nunca es una tarea fácil.

Al menos, ser un buen padre no lo es, porque el buen padre tiene expectativas, define reglas, hace que se cumplan, a veces es catalogado como el padre “malo,” más sin embargo, el buen padre está mirando hacia arriba y comprende que la felicidad pasajera no crea hijos capaces, sino que los discapacita.

El padre bueno elige hacer lo más fácil justificado en el hecho de que no quiere que el niño llore o se enoje. El padre bueno inconscientemente ha adoptado una posición de victimización en la cual se ha dado el derecho de rendirse, y por tanto, al mismo tiempo victimiza a su hijo porque le quita la oportunidad de aprender y crecer. El padre bueno quiere salir del paso y cree que con la edad llega la madurez y que los hijos no necesitan estructura.

Cuando uno se convierte en padre junto a ello llega el derecho de elegir qué tipo de padres queremos ser, pero con cada decisión también llega la consecuencia. Y aunque los buenos padres se caracterizan por ser determinados y valientes, a veces se comportan como padres buenos porque también se agotan, y es totalmente válido. Lo complicado es el caso contrario en el cual el padre bueno tiene periodos de culpabilidad y trata de cambiar la estructura en un par de horas o días para justificar que no hay nada que se pueda hacer, cuando en realidad hacer algo toma toda una vida.

Para reflexionar y entender las diferencias entre un padre y el otro:

Hay una gran diferencia entre:
Dejarlos ser ellos mismos – y dejarlos hacer lo que les de la gana
Educarlos para que desarrollen sus habilidades al máximo – y exigirles cosas imposibles
Aceptar sus retos y necesidades únicas – y justificar sus caprichos y no ayudarlos a sobreponerse a sus dificultades
Amarlos incondicionalmente – y no amarlos honestamente para educarlos
Defenderlos incasablemente – y no enseñarles a reconocer sus errores
Protegerlos – y limitarlos basados en sobre-protección
Creer en ellos – y no reconocer sus limitaciones humanas
Saber que todo lo pueden – y entender que todo el mundo tiene límites
Querer que sean aceptados – y crear o celebrar diferencias para que sean tratados con diferencias en el proceso de aceptación

Es cierto tenemos que luchar porque sean aceptados siendo ellos mismos pero parte de nuestra tarea como buenos padres será ayudarles a moldear su personalidad de manera positiva para que desarrollen sus capacidades al máximo y se conviertan en su mejor versión sin necesidad de comparación. En el camino aceptaremos su humanidad para entender que cometerán errores y que parte de la vida será enfrentarnos a retos, y basados en ese criterio es que les ayudaremos a diferenciar entre no poder y no estar haciendo su mejor esfuerzo.

Los vamos a amar como nadie porque si nosotros no los amamos incondicionalmente nadie lo hará por nosotros, y en ese amor sincero vamos a desearles lo mejor, lo que incluye corregirlos, educarlos, y convertirlos en personas útiles en la sociedad. Vamos a protegerlos dándoles amor y respeto para que ellos aprendan a protegerse a si mismos y sobre todas las cosas, vamos a aceptar y celebrar que serán capaces de hacer todo lo que quieran basados en sus habilidades personales, y que así como todo el mundo tendrán límites y lo importante será enfocarnos en la fortaleza no en la debilidad.

Eliana Tardío
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About Eliana Tardío

Eliana Tardío es la mamá de Emir y Ayelén; ambos con síndrome de Down. Reconocida por su trabajo promoviendo la inclusión natural de las personas por su individualidad, Eliana ha sida reconocida por celebridades como Araceli Arámbula, Thalia, María Celeste Arrarás, Karen Martínez, y más. Su historia ha sido compartida por las cadenas mundiales más importantes: Univisión, Telemundo, CNN, y Azteca América. Nombrada Bloguera Latina Inspiración 2014 en USA, en este espacio Eliana comparte sus vivencias y recursos con más de 200.000 visitantes al mes.

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