En Estados Unidos estamos en la etapa post-vacunación en la cual tenemos el privilegio de haber retornado a una vida muy parecida a la pre-COVID. Hemos retomado actividades como clases de natación y para Yaya, una pendiente hace rato: sus clases de gimnasia. Ahora, para hablar de inclusión real y contrarrestar el famoso tema del capacitismo y cómo, fruto de nuestras inseguridades vivimos en un estado constante en el que tratamos de demostrar que los retos no existen o que sólo están en nuestras mentes, tengo que compartir la vivencia de Yaya y cómo su experiencia personal contribuye a esta reflexión que habla de cómo la magia sucede dentro y cómo lo abarca todo.

Ya hace un par de semanas que va a sus clases de gimnasia. Va con un grupo de principiantes que incluye niñas de 6 a 13 años. La verdad es un grupo perfecto para ella porque aunque ella es la mayor, está conviviendo con niñas con las que se entiende muy bien y aunque todas comenzaron básicamente desde cero, en tres semanas se notan las diferencias de aprendizaje, mientras la mayoría de las niñas ya pueden dar volteretas y hacer puentes, Yaya sigue todavía aprendiendo a manejar su cuerpo mientras trabaja en su coordinación y rapidez. Ahora, esta es Yaya, y Yaya ni representa las capacidades de todas las niñas de su edad con síndrome de Down, ni puede ser tomada como ejemplo para determinar las capacidades de alguien más. Así que a su propio ritmo, Yaya está participando activamente de la clase, pero mejor aún, la está disfrutando como nunca la había disfrutado antes. 

Dicho esto, este no es nuestro primero intento. Ya en reiteradas ocasiones había intentado antes hacer clases de gimnasia, y rápido y al darse cuenta que no podía hacer lo que las demás niñas, Yaya renunciaba y terminaba frustrada y enojada. Nunca me ha pasado con Emir, pero siempre he tenido que contestarle a Yaya preguntas como, ¿porqué no soy más rápida?, o ¿porqué yo no puedo hacerlo bien? Mi respuesta siempre ha sido consistente, “Porque tu eres Yaya, y siendo Yaya siempre vas a hacer lo mejor posible, y haciendo lo mejor posible es que estás haciendo lo mejor.” Siempre lo he dicho pero la verdad es que es con el paso de los años que me lo he creído, y es esa certeza que no da paso a la duda la que creo me ha permitido pasarle el mensaje para llegar aquí, a este momento en el cual, cómo el resto haga las cosas no es importante para ella, porque siendo ella, ella sabe que lo está haciendo bien. 

Y ayer en su tercera clase mientras todas practicaban puente sobre un tubo rodante de plástico que la maestra controlaba, escuché a Yaya decirle a la maestra, “Necesito más tiempo.” Más tarde, la vida acercarse y decirle que así no podía y que iba a hacerlo de frente primero hasta sentirse cómoda. La entrenadora accedió inmediatamente y Yaya consiguió rodar hacia el frente y aterrizar en sus manos para levantarse y dar un brinco de alegría y satisfacción. “¿Lo viste?” me gritó desde allá con los ojos cargados de alegría. Le sonreí y aplaudí desde mi banco, y me quedé pensando en lo que acababa de ver: “Vi a mi hija defendiendo su derecho a tener adaptaciones. Vi a mi hija adaptar algo a su nivel y a sus capacidades para ejercer su derecho a sentirse capaz y orgullosa. Vi a mi hija ser y existir sin necesidad de competir ni compararse con nadie. Vi a mi hija ser feliz siendo ella misma.” 

Y aquí es donde lo cotidiano se convierte en magia, y en dónde esa magia que es totalmente humana te hace darte cuenta de lago tremendamente importante: La meta es no hacerlos lograr cosas que otros pueden para hacerlos sentir valiosos o demostrarles que son capaces, la meta es creernos que ya son capaces siendo ellos mismos y pasarles ese mensaje a través de nuestros actos y nuestros ejemplos para que así aprendan a defender su derecho a ser ellos mismos mientras se sienten orgullosos de sus capacidades. 

Así que cuando escuchen la famosa frase que dice que los retos están en las mentas, en vez de interpretarla como que los retos no existen, quizás sea una buena idea adoptarla como una de aceptación plena y evolución mental que te permita darte cuenta que el único reto que tenemos que superar es ese de tratar de abolir la realidad para tratar de convertirla en un patrón pre-establecido de éxito, cuando el éxito real está en aceptar nuestros retos, amarlos y respetarlos, y a partir de ahí, convertirlos en oportunidad de escribir nuestra propia historia mientras activamos nuestras capacidades personales y contribuimos con nuestra vida y nuestro ejemplo a que la inclusión real se manifieste como un estado natural y orgánico en el cual todos nos sentimos cómodos y satisfechos siendo nosotros mismos. 

Eliana Tardío
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About Eliana Tardío

Eliana Tardío es la mamá de Emir y Ayelén; ambos con síndrome de Down. Reconocida por su trabajo promoviendo la inclusión natural de las personas por su individualidad, Eliana ha sida reconocida por celebridades como Araceli Arámbula, Thalia, María Celeste Arrarás, Karen Martínez, y más. Su historia ha sido compartida por las cadenas mundiales más importantes: Univisión, Telemundo, CNN, y Azteca América. Nombrada Bloguera Latina Inspiración 2014 en USA, en este espacio Eliana comparte sus vivencias y recursos con más de 200.000 visitantes al mes.

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