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Han pasado más de doce años desde que mi primer hijo nació y fue diagnosticado con síndrome de Down. Nueve desde que nació mi hija con la misma condición. Muchas cosas han cambiado para bien, pero algo que todavía me pasa y con lo que me sigo encontrando constantemente en persona y en la vida online, son las condolencias absurdas relacionadas a la discapacidad.

Siempre hay comentarios de extraños y cercanos que se empeñan en recordarme que soy elegida, bendecida y que mis hijos son inteligentes y eternos seres de luz y de amor. Entiendo el deseo de las personas de demostrar empatía, pero también llega el momento en el que uno se pregunta porqué tiene uno que ser tan comprensivo ante quienes ignoran la realidad para seguirse resguardando en sus propios prejuicios.

El mundo está cargado de información y de movimientos de igualdad que buscan celebrar la diversidad de géneros y capacidades. Aunque los medios pueden ser diferentes, el concepto es el mismo para todos quienes creemos en igualdad de oportunidades e  inclusión: No se gana haciendo diferencias, victimizando o victimizándonos a nosotros mismos.

Como siempre lo he dicho y lo sigo diciendo, mis hijos son míos, nacieron de mi y representan los dos momentos más importantes de mi vida: Los días en los que decidí convertirme en madre y cumplir con el propósito divino de dar vida.

Sus vidas son para mi lo más perfecto, sagrado y valioso del mundo; por tanto, ante las condolencias absurdas relacionadas a la discapacidad cuando existe tanta capacidad, solo me queda decirle a la gente que si de verdad buscan ayudar y expresar empatía, lo mejor que pueden hacer es aprender y pasar la voz para que otros también superen sus prejuicios.

A otros padres como yo me urge decirles, que es natural pasar por momentos de angustia, adaptación e inseguridades en este camino, pero por amor a nuestros hijos tenemos que mirar más arriba y asumir responsabilidad de cambiar los conceptos de lástima y victimización por demostraciones de capacidad y posibilidad. No se trata de tener más o menos que otros, sino de decidir cómo quieres vivir y que quieres para tus hijos. No se puede ganar la guerra sin haber hecho la tarea, y en nuestro caso, la tarea es educarnos para tener armas sólidas con la cual defender a nuestros hijos mientras escribimos su futuro.

A los ciudadanos preocupados cuya intención es crear comunidades inclusivas: Señores y Señoras, la mejor manera de incluir es dejar de enfocarnos en las diferencias para aprender a celebrar la individualidad; que es la manera natural de promover la diversidad.

Hay que dejar de decir “esos niños”, los “niños..tanto o cuanto”, los “niños como ellos”, “estas personas son así o asa”, y en vez de limitar basados en estereotipos, hay que conocer al niño y entender que se convertirá en joven y adulto y no es “ese” o pertenece a un grupo limitado igual qué el, esa persona ES y tiene un espacio igual de amplio y valioso en el mundo como todos los demás.

La discapacidad como tal es dura, pero combinada con el amor, la entrega y la individualidad, es solo otra experiencia más con la que se aprende a vivir y a lidiar. Como todo el mundo enfrentamos retos, y como la mayoría, trabajamos duro por sobreponernos a ellos. Como otros queremos ser exitosos y para ello hacemos nuestros mejor esfuerzo. Tenemos días buenos y malos, y ni yo como madre soy un ser humano inspirador a tiempo completo, y tampoco mis hijos están siempre felices y extendiendo sus alas angelicales hacia el cielo. Proyectamos lo mejor de nosotros hacia el mundo porque eso es lo que los seres humanos hacemos, sin que eso signifique que no somos criaturas llenas de defectos.

¿Porqué hablar de esto?

Porque al humanizarnos a nosotros mismos creamos conciencia y celebramos la inclusión real y la diversidad en nuestras comunidades. Porque ciertamente es imposible mantener los estándares de perfección y santidad que la gente tiende a asignarnos ante esas condolencias que crean basados en la discapacidad.

Mis hijos, al igual que todas las demás personas de este mundo, incluida yo, tenemos derechos a ser nosotros mismos, tenemos derecho a ser percibidos como individuos únicos. Tenemos derecho a movernos libremente en el mundo sin ser interrumpidos con atención no-solicitada y condolencias absurdas que refuerzan el prejuicio de quien las ofrece y para nada contribuyen con la inclusión de quienes lo único que buscan es igualdad.

Así que por favor,  en tu deseo de ayudar o de crecer, promueve un mundo en el que la gente comprenda y sepa que las condolencias, las felicitaciones y los premios basados en prejuicio, no promueven la diversidad, todo lo contrario la estancan.

Eliana Tardio
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About Eliana Tardio

En este espacio Eliana comparte su pasión por un mundo inclusivo a través de las historias de integración natural de sus dos hijos, Emir y Ayelén, quienes crecen y desarrollan sus talentos como modelos de diferentes marcas internacionales. Viviendo con pasión, compasión y estilo; esta es una vida totalmente imperfecta que celebra pequeños grandes triunfos mientras interpreta las enseñanzas en los retos. Eliana fue nombrada el 2015 como Mejor Activista Latina en US gracias a Latinos in Social Media.

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