Siempre pensamos en el mundo de allá afuera cuando pensamos en problemas, pero pocas veces paramos a analizarnos por dentro para enfrentar el temor a ser madre de un hijo con discapacidad. Yo nunca en la vida me imaginé a mí misma con dos hijos con síndrome de Down, y ciertamente cuando recibí el diagnóstico de Emir durante el embarazo, el temor se apoderó de todo porque Emir no sólo llegaría a cambiar mi vida con las obligaciones típicas de la maternidad, sino que llegaría a sacudir y transformar cada una de mis células con su vida y su discapacidad. 

El mismo temor a ser madre de un hijo con discapacidad me volvió a golpear cuando nació Ayelén. Curiosamente la experiencia con Emir parecía no valer nada cuando la pusieron en mis brazos. Ayelén era una nueva vida, una nueva experiencia única, y un ser humano que se abría espacio en el mundo con sus propias fortalezas y sus propias debilidades. 

Seamos honestos. El temor a ser madre de un hijo con discapacidad es intenso, y lo cierto es que con el paso de los días, meses y año, uno se acopla a las exigencias únicas de la tarea pero eso no significa que no siga ahí. Una humaniza las emociones y los sentimientos y deja de vivir colgado de una nube sintiéndose elegido, para darse cuenta de que no hay otra opción: tienes que hacer lo que tengas que hacer. Puedes elegir a Dios para acompañarte en el camino, o buscar un porqué más grande que tú para hacerlo más llevadero, pero hablando sin tapujos ni fantasías, no hay sendero más pedregoso que este en el cuál uno a cada rato tropieza. 

Quisiera confirmar la teoría de que el tiempo todo lo cura y decir que llega un momento en el cual uno ya no se preocupa y que el miedo se va, pero es mentira. El temor a ser madre de un hijo con discapacidad siempre está latente. Uno lucha, trabaja, se siente orgullosa de ellos y de lo conseguido, pero de repente cuando menos te lo esperas, el temor se apodera y te hace la pregunta constante, ¿cómo sería todo si no estuvieras? Y duele, duele porque uno sabe que nadie nunca los amará tanto ni nadie nunca tendrá la paciencia ni la entrega que uno tiene hacia ellos. Duele sentirse tan vulnerable a veces. 

Estarán las elevadas que dicen no sentir temor, pero hay que tener en cuenta que este temor se disfraza de muchas maneras. A veces se disfraza de rabia e impotencia cuando te percatas que estás remando solo. A veces se transforma en angustia cuando te das cuenta que el tiempo pasa y que hay cosas que no progresan. A veces el temor se fortalece y sale a la calle y lucha con todas sus fuerzas porque siente que es la única manera de mantenerse bajo control. Y a veces tristemente el temor se vuelve el único compañero que nunca se va y que siempre se sienta contigo a la mesa. 

Todos queremos evitar hablar del temor porque no nos gusta mirarnos por dentro, y para protegernos, se nos hace fácil juzgar a quienes lo aceptan. Otras veces invocamos a Dios para contrarrestarlo esperando que desde su trono Él lo arregle todo, pero en la vida real, el temor es un componente humano y cotidiano que tenemos que enfrentar y con el cual tenemos que aprender a dialogar. Cuando lo miramos a los ojos y le preguntamos, ¿qué estás haciendo aquí? vamos a sorprendernos con respuestas poderosas que implicarán sin duda el replanteamiento de nuestras vidas acompañado de mucho trabajo y esfuerzo. Solo así identificaremos asignaturas pendientes que nos ayudarán a mantenerlo bajo control. 

Eliana Tardío
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About Eliana Tardío

Eliana Tardío es la mamá de Emir y Ayelén; ambos con síndrome de Down. Reconocida por su trabajo promoviendo la inclusión natural de las personas por su individualidad, Eliana ha sida reconocida por celebridades como Araceli Arámbula, Thalia, María Celeste Arrarás, Karen Martínez, y más. Su historia ha sido compartida por las cadenas mundiales más importantes: Univisión, Telemundo, CNN, y Azteca América. Nombrada Bloguera Latina Inspiración 2014 en USA, en este espacio Eliana comparte sus vivencias y recursos con más de 200.000 visitantes al mes.

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