Para ser realmente feliz en la vida, llora tus tristezas y ríe tus alegrías. No llores por llorar ni rías por reír. Llora cuando necesites dejar algo partir, y ríe cuando le des la bienvenida al sentimiento que deberá reemplazar ese vacío para hacerte sinceramente feliz.
Llora hasta que se te agote la tristeza, llora hasta ahogar el remordimiento, llora para depurar tu alma, llora para consolarte y despedirte de todo aquello que fue pero nunca más volverá a ser.
Llora sin miedo, porque hasta que no llores el dolor, no podrás abrirle la puerta al verdadero amor: El amor a ti mismo. Ese amor que no te permite conformarte con menos de lo que mereces, ese amor que te recuerda que para ser feliz, deberás tener fe en tu capacidad de hacerte feliz a ti mismo.
Todos tenemos motivos para llorar y todos tenemos motivos para reír. La vida perfecta no es perfecta, es solo un balance de sentimientos. Es aprender que a veces vamos a llorar, y otras vamos a reír. Es aceptar nuestra humanidad.
Si estás decidido a dejar partir lo que te ata, a renunciar a lo que te limita, y a despedir lo que te hace daño, abraza tus lágrimas para preparar tu alma y tu corazón para empezar a reír.
Y una vez has llorado y has dejado ir lo que por tanto tiempo te ha frenado, no temas comenzar a escribir no solo un nuevo capítulo, sino una nueva historia.
- Amate para regalarte a ti mismo lo que tanto mereces: Lo mejor.
- Respétate para tener la fortaleza de escapar de los círculos viciosos de sufrimiento y dolor.
- Hazte responsable de ti mismo, para aceptar con amor y paciencia tus errores, cambiar lo que necesite ser cambiado, y dejar de culpar a los demás para poder asumir tu capacidad personal de definir tu destino.
- Mantente enfocado y no desesperes en el camino. Habrán momentos en los que te sentirás solo, te sentirás perdido, y sentirás el impulso de volver a caer. Renueva tu fe y tu amor pensando en lo que de verdad deseas para ti.
Y cuando estés curado, cuando tus heridas estén selladas y sólo las recuerdes mientras acaricias sus cicatrices, será el momento de reír, de ser feliz, de seguir el camino que has pintado para ti, ese que sabes que te llevará al lugar donde puedes llorar, y donde puedes reír. Donde estarás orgulloso de ser tu mismo, y serás verdaderamente feliz en el llanto y en la risa.
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