La famosa “chancleta” es asociada al castigo físico o a un modo de amedentrar a los niños para portarse bien. En muchos países se la conoce así, o se reemplaza por otro elemento con la misma función, por ejemplo:

  • La correa en Venezuela.
  • Así mismo se la conoce en Chile también, donde al acto de utilizar la correa o el cinturón se le llama “Huasca”, palabra que también utilizamos en Bolivia haciendo uso del “chicote”.
  • En Puerto Rico y Cuba la más popular sigue siendo la “chancleta”
  • En otros países como Panamá la correa ha sido bautizada como “Matías Moreno; el que saca lo malo y lo pone lo bueno”
  • En Argentina está el cinto y la alpargata, y así, si hacemos un recorrido cultural por nuestros países Hispanos, también encontraremos el “cinco hebras”, el “colepeji” y muchos más.

Pero estamos aquí para desenmascarar el efecto milagroso de estas herramientas y demostrar en vez de ello, que no es la “chancleta” lo que educa, sino la comunicación y el respeto.

La popularidad de la “chancleta” es su fácil uso. Un hijo que se educa a base de chancletazos o cinturonazos no requiere el tiempo ni la paciencia que otro que se cría con comunicación y consecuencias reales.

Utilizar la chancelta es tan fácil como levantar el pie y jalarla por los aires para que alcance al niño y le recuerde volver a su estado de buen comportamiento, o muchas veces se utiliza de modo directo incluso después de corretear al indiviudo hasta alcanzarlo y darle uno o más chancletazos.

Yo tengo algunos recuerdos personales con la chancleta. Incluso alguna vez vi a mi madre caerse al enredarse con la chancleta en el intento rápido de sacarla para ponerme en línea, pero lo cierto es que conmigo nunca dió resultado, ni lo da en estos tiempos.

¿Porqué no utilizar ni la chancleta, ni el cinto, ni el cinturón, ni a Matías Moreno para educar?

Estas son algunas de las razones.

  • Ningún niño que se educa a base de golpes crea conciencia, sino rencor
  • Cuando castigamos físicamente a un niño estamos violando sus derechos humanos y atentando contra su integridad física y mental
  • Si, es cierto que la chancleta no mata y nunca se han presentado casos de muerte a chancletazos, pero también es cierto que hay dolores y heridas que son más profundas que pueden alterar nuestro comportamiento y nuestras vidas.
  • Efectivamente puede tener un efecto inmediato ya que podemos amedrentar o inmovilizar a los niños en base a temor, pero no respeto. El respeto se gana con la comunicación, no con los golpes.

¿Cómo controlar estas situaciones y emplear el mal comportamiento de nuestros hijos como un modo de educarlos?

  • Antes de actuar impulsivamente doblando la rodilla hacia arriba para crear el ángulo perfecto para retirar la chancleta, o ponerse la mano en la cintura para quitarse el cinturón PIENSE! Que los niños no hacen las cosas de modo personal para causar molestia, siempre que se portan mal están tratando de decirnos algo, más aún si lenguaje es limitado.
  • Sea fuerte y directo a la hora de educar, pero con amor y lógica. No con golpes ni gritos, sino con seriedad y consecuencias reales. Otra actitud común que genera la chancleta en los padres, no en los hijos, es que después de un par de chancletazos se sienten culpables y tienden a actuar pidiendo disculpas al hijo. Al final los mensajes son totalmente equivocados  confusos, y las malas crianzas se repiten, también los chancletazos; creando un círculo sin fin.
  • Consecuencias, reflexión, comunicación. Cuando estamos enojados, alterados o molestos no deberíamos hablar. Lo mejor es poner a us hijo en su habitación, dejarlo llorar hasta que se canse si es necesario. Darle tiempo sólo y  una vez veamos que se ha tranquilizado (y nosotros también), iniciar la comunicación, dejándole bien claro qué es lo que no nos gustó de su acción. También le haremos saber la consecuencia y seremos firmes con ella. Después de la consecuencia o a la hora de levantar el castigo, le recordaremos porqué sucedío y le preguntaremos que fué lo que aprendió.
  • Eventualmente y aunque tome tiempo, los niños desarrollan responsabilidad de sus actos. No se trata de criarlos como en un cuartel, sino de darle opciones de comportamiento y enseñarles a tomar las mejores.

No existe el padre perfecto, todos perdemos la paciencia y la lógica en algún momento. Todos sentimos el impulso de utilizar la fuerza para controlar lo que no podemos con la razón, pero ser padres es también un proceso de aprendizaje como lo es ser hijos.

En los momentos difíciles recuerda que ese hijo es el ser que más amas en el mundo. Mira por encima de sus actos para educarlo correctamente. Piensa antes de hablar y actuar, y recuerda que sus actos pueden no ser los correctos, pero eso no lo hace un mal niño, sino un niño que está aprendiendo  y para eso necesita de tí.

Y si sigues pensando que la “chancleta” tienes poderes milagrosos.

¿Qué harás el día que ya no puedas darle un chancletazo?

Aquí un divertido video de la “chancleta” desde una visión sarcástica de su uso. 

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About Eliana Tardio

En este espacio Eliana comparte su pasión por un mundo inclusivo a través de las historias de integración natural de sus dos hijos, Emir y Ayelén, quienes crecen y desarrollan sus talentos como modelos de diferentes marcas internacionales. Viviendo con pasión, compasión y estilo; esta es una vida totalmente imperfecta que celebra pequeños grandes triunfos mientras interpreta las enseñanzas en los retos. Eliana fue nombrada el 2015 como Mejor Activista Latina en US gracias a Latinos in Social Media.

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One Comment on “La Sicología de la Chancleta Para Educar el Comportamiento”

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