Cuando hables de inclusión recuerda que, inclusión no se limita al aula común. La inclusión educativa es sólo una parte del significativo integral de la palabra inclusión.

En la vida real, la inclusión comienza en casa con tu compromiso como padre. Tu compromiso de curar tus heridas y superar tus propias inseguridades para presentar a tu hijo como un individuo sin etiquetas.

La inclusión empieza cuando renuncias a las alas y los títulos especiales para defender la humanidad de tu hijo y su derecho a vivir una vida plena que fortalezca sus habilidades reconociendo sus retos.

La inclusión se fortalece cuando aceptas y reconoces que no tiene nada de malo que tu hijo viva o tenga una discapacidad. Que la idea o la meta no es repararlo, ni cambiarlo, ni hacerlo todo porque sea aceptado en relación a las normas impuestas. La inclusión es real cuando tu hijo en sus habilidades y debilidades es reconocido y respetado como individuo. Cuando el mundo a su alrededor lo conoce y lo reconoce y aprende a entender su individualidad, normalizando así la discapacidad para celebrar la habilidad.

La inclusión evoluciona cuando como padres conoces tus derechos, pero principalmente asumes tus responsabilidades. Cuando te das cuenta que la discapacidad de tu hijo no te discapacita como padre, todo lo contrario, te empodera para capacitarlo y para ayudarle a maximizar sus habilidades.

  • La inclusión no se trata de una meta específica, sino de hacer cada día nuestro mejor esfuerzo
  • De tocar a la puerta sabiendo que parte del éxito es caminar con la cabeza en alto demostrándole al mundo que estamos dispuestos a todo con nuestro ejemplo
  • Que sabemos lo que queremos para nuestros hijos
  • Que nuestras expectativas son altas porque nuestro amor es inmenso, y aún así, es un amor balanceado, realista, y cargado de esperanza

A lo largo de la vida la inclusión verdadera se manifiesta de diferentes maneras. En el super-mercado del vecindario o en el parque de la esquina. Cuando después de meses o años viviendo con naturalidad como miembros de la sociedad, a veces con alegría y a veces con confusión, el mundo aprende a vernos como lo que somos: personas típicas, comunes y corrientes haciendo nuestro mejor esfuerzo cada día.

La inclusión no es mágica, no es un ideal, no es algo fuera de este mundo. La inclusión es la experiencia más natural, más básica, más humana que puede existir. Porque cuando es real, no hace ruido y no hace diferencia. Es natural, es silenciosa, es parte de la vida.

Para llegar a ese momento silencioso en el que sencillamente sucede, como padres necesitamos hacer ruido.

Necesitamos hablar de inclusión, necesitamos luchar por inclusión, pero antes que nada, necesitamos comenzar por nosotros mismos. Lo demás va llegando, de un modo o del otro. Y lo más curioso para terminar es reconocer que, la inclusión nunca será perfecta, y está bien, no estamos buscando perfección. Estamos buscando siempre maximización de nuestras habilidades, independencia,  satisfacción personal, y ese sentimiento poderoso que nos da seguridad y orgullo cuando nos sentimos miembros partícipes y activos del mundo.

Eliana Tardio
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About Eliana Tardio

En este espacio Eliana comparte su pasión por un mundo inclusivo a través de las historias de integración natural de sus dos hijos, Emir y Ayelén, quienes crecen y desarrollan sus talentos como modelos de diferentes marcas internacionales. Viviendo con pasión, compasión y estilo; esta es una vida totalmente imperfecta que celebra pequeños grandes triunfos mientras interpreta las enseñanzas en los retos. Eliana fue nombrada el 2015 como Mejor Activista Latina en US gracias a Latinos in Social Media.

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