Cada 18 de abril revivo en silencio uno de los momentos más confusos de mi vida. Lo defino como confuso porque no podía definir lo que estaba sintiendo. No sabía si estaba triste, perdida, bloqueada, o si finalmente me sentía liberada de la presión indescriptible de ver morir a mi madre lenta y dolorosamente después de casi un año de agonía.

Sólo tenía quince años cuando mi madre murió. Estaba enojada, adolorida, decepcionada, y tristemente nunca en la vida me había tan sola y tan juzgada. Quería acabar con todo, incluso conmigo misma, y por eso cometí errores absurdos, muchos de ellos retando a mi madre a manifestarse de alguna manera en mi vida, porque aunque conscientemente entendía que no era su culpa ni la de nadie más, en mi corazón no podía con tanto dolor y quería culpar a alguien de lo que estaba sucediendo.

Pasé por muchas etapas en mi deseo de alcanzarla, y a veces lo único que me devolvía la alegría era la ilusión de verla en mis sueños, de sentirla presente, de tocarla mientras extendía mis manos para sentir su energía, de revivir una y otra vez los momentos en los que acariciaba mis cabellos y limpiaba mis lágrimas.

Por años pretendí que hacer lo que me daba la gana podría contrarrestar mi necesidad de guía y apoyo. Por años busqué algo o alguien que cubra el vacío que había dejado, y recién con los años fue que descubrí que nunca nadie podría reemplazarla y que para sentirme completa tenía que dejarla ir y aceptar que la única manera de mantenerla viva sería honrando su memoria.

A quienes recién han perdido a una madre, especialmente a aquellos que son lo suficientemente grandes como para entender, pero siguen siendo pequeños para aceptar:

  • Busca ayuda. Porque probablemente vas a vivir momentos incomprensibles en los que sientes que odias a todo el mundo. Por alguna extraña razón vas a querer acallar tu dolor trayendo más dolor a tu vida, y no te mereces eso. Ahora más que nunca necesitas amor. Abre tu corazón y deja partir ese dolor.

A quienes están supuestos a apoyarnos, y lamentablemente la mayor parte de las veces terminan convirtiéndose en los peores verdugos,

  • Ese niño, ese joven, esa persona necesita de tu apoyo y no te de juicio. A esa persona que está sufriendo y pasando uno de los momentos más conflictivos de su corta vida no le importan tus títulos ni tu lógica absurda. Esa persona esta sufriendo y necesita amor y apoyo. No la empujes a hacerse daño, abrázala para darle paz.

A los 23 años de la muerte de mi madre, he ganado la madurez y la templanza para recordarla desde la alegría, desde la sonrisa, desde los momentos poderosos e inolvidables juntas que me ayudan a ser una mejor persona. Desde su amor eterno me he perdonado por mis errores, al entender que no fue mi culpa y tampoco la suya, y que nadie en esta vida esta preparado para vivir lo que vivimos. Hubiera querido ser más fuerte, más noble y más valiente para tomarla de la mano y acompañarla hasta el último momento, pero no pude, y se que en su amor de madre ella siempre lo entendió todo.

Quince años de tenerla en contra de veinti-trés de haberla perdido, y aún sigo aprendiendo de ella, la amo más y más cada día, me enorgullezco de la madre que soy gracias a ella, y la siento conmigo, y se que con su luz y su amor eterno cuida de mi y de mis hijos.

El año pasado, mi hija Ayelén, como es de costumbre, despertó emocionada a contarme uno de sus sueños. “Tu mamá tiene los ojos azules como Emir,” me dijo. Podría pensar que fue coincidencia o una conexión inconsciente de sus ideas con sus sueños, pero prefiero pensar que hay algo más grande y más fuerte más allá de esta vida, y que mi madre a través del amor de mi hija, me sigue recordando que todavía nos queda mucho por vivir juntas y que nos volveremos a encontrar.

Eliana Tardio
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About Eliana Tardio

En este espacio Eliana comparte su pasión por un mundo inclusivo a través de las historias de integración natural de sus dos hijos, Emir y Ayelén, quienes crecen y desarrollan sus talentos como modelos de diferentes marcas internacionales. Viviendo con pasión, compasión y estilo; esta es una vida totalmente imperfecta que celebra pequeños grandes triunfos mientras interpreta las enseñanzas en los retos. Eliana fue nombrada el 2015 como Mejor Activista Latina en US gracias a Latinos in Social Media.

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