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Soy la madre que hace más de una década atrás tuvo que sobrevivir a la noticia del diagnóstico inesperado de su hijo. La misma que se pregunto miles de veces: “¿Porqué él? ¿Porqué yo?” Y aún sumergida en el dolor de lo incierto y la confusión de lo inesperado, ni un sólo día dejó de amarlo y creer en él.

Soy la madre que decidió emigrar a un país diferente tratando de asegurarle a su hijo el derecho de educación apropiada, tan sólo para descubrir que hay luchas que no pueden evitarse, y que no es el suelo que pisas, sino la fé que cargas en el pecho la que hace la diferencia.

Soy la madre que en un nuevo mundo tuvo que aprender a hablar un nuevo idioma, y decidió volver a la universidad para empezar una nueva carrera, sólo para asegurarse de tener las herramientas y el respaldo necesario para convertirse en la mejor madre y defensora de su hijo.

Soy la madre que ha pasado noches interminables en vela en la sala de terapia intensiva de un hospital, y la misma que en vez de dejar de creer en Dios después de ver sufrir a su hijo, decidió creer con más fuerzas que nunca para presenciar sus milagros y saber que nunca estará sola.

Soy la madre que cuando su hijo empezaba educación especial, decidió que empezaría junto a él y que lo acompañaría en cada paso, porque se dio cuenta de que si ella no hacía su tarea, él jamás podría hacer la suya.

Soy la madre que ha renunciado a oportunidades profesionales, ascensos y aumentos, con el sólo objetivo de estar en casa cada día para recibirlo cuando llega de la escuela. Soy la madre que ha aprendido a soñar nuevos sueños de su mano en nombre del amor, y ni un sólo día se ha arrepentido de ello.

Soy la madre que fruto de la frustración, la inseguridad y la impotencia, ha construido una vida y una carrera. Porque soy la misma que solía poner su voz por debajo de la de los profesionales, sólo para darse cuenta que en la vida de su hijo no hay nadie más experta que ella: Su madre.

Soy la que tuvo que despertar a fuerza de golpes y sacudidas, porque en este camino de amor criando un hijo con discapacidad, uno termina entendiendo que no hay nadie como una madre o un padre, y que nunca nadie defenderá y amará a ese hijo como lo hacemos nosotros.

Soy la madre que ha devorado libros en prácticas efectivas de inclusión para aprender a defender su causa, y ha laminado pasajes de la ley que ha pegado hasta en las paredes de la ducha, sólo para poder verlos a tiempo completo, repetirlos y grabarlos no sólo en su mente pero también en su corazón.

Soy la madre que se ha hecho un auto-lavado de cerebro para creer sin dudas que su hijo puede, y que la colaboración con otros seres humanos en pro de su éxito es posible.

Así que, cuando le niegas a mi hijo su derecho a pertenecer y estar expuesto a lo que merece, soy la madre de la persona a la que estás discriminando.

Y puedes tratar de justificarte hablando de discapacidad, de evaluaciones y de limitaciones, pero porque yo soy su madre, nunca me voy a rendir y siempre voy a creer que el problema no es su discapacidad, sino tu incapacidad de encontrar otro modo de hacerlo posible.

Porque soy la madre que sin importar los retos, está dispuesta a todo y más, para asegurarle a su hijo la mejor educación posible y la vida que se merece. Soy la madre que cree en su hijo y nunca dudaría de su capacidad, porque hace mucho tiempo entendió que la única discapacidad peligrosa es el prejuicio y la estrechez de mente.

Y mejor aún, no soy la única, porque hay millones como yo escribiendo a pulso el futuro de sus hijos con amor y fe.

Eliana Tardio
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About Eliana Tardio

En este espacio Eliana comparte su pasión por un mundo inclusivo a través de las historias de integración natural de sus dos hijos, Emir y Ayelén, quienes crecen y desarrollan sus talentos como modelos de diferentes marcas internacionales. Viviendo con pasión, compasión y estilo; esta es una vida totalmente imperfecta que celebra pequeños grandes triunfos mientras interpreta las enseñanzas en los retos. Eliana fue nombrada el 2015 como Mejor Activista Latina en US gracias a Latinos in Social Media.

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5 Comments on “Soy La Madre De La Persona A la Que Estás Discriminando”

  1. Hola Brenda,
    Depende de cada niño. Algunos a los 10 ya muestran signos de pre-adolescencia y otros no, pero hay que tener mucho cuidado a la hora de evaluar el comportamiento. El crecimiento de por si genera cambios en la auto-percepción y diferentes modos de enfrentar las diferencias, pero hay que seguir fuerte, con mucha estructura y reglas claras para poder esos años más difíciles de la mejor manera posible.

  2. Cuanta ayuda sos!!! Excelente tu artículo y muy justo para un momento q estoy pasando en un jardín q tuvimos problemas de discriminación… Te robé algunas palabras!! Porque son realmente lo q estana necesitando para el momento. Genia!!! Dios te bendiga!!!!

  3. Hola me encantan tus articulos
    me gustaria leer acerca del comportamiento en las edades de 10 años
    sera que ya es predolencencia

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