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Estaba ahí sentada esperando que se termine de cocinar el pavo, y mientras pensaba en las bendiciones y los agradecimientos, se me vino a la mente la imagen del último show de Donald Trump ofendiendo a alguien con discapacidad. Esta vez, mofándose del periodista del New York Times, quien debido a su condición médica presenta obvias limitaciones físicas.

Es triste y nunca va a dejar de ser triste ver cosas como estas. Y quiero aclarar que esta no es una discusión de partidos políticos, porque no estoy hablando ni de demócratas ni de republicanos; ni estatus legal, porque no estoy hablando ni de documentados ni de indocumentados; ni de colores ni de razas, porque no estoy hablando de blancos ni de más tostados. Pero a la misma vez estoy hablando de todos; estoy hablando de seres humanos.

Obviamente quien no lo ha vivido, no tiene ni la más mínima idea de lo que es vivir con una discapacidad:

Todo estos son retos y regalos a los que no todo el mundo accede, y que por lo tanto no todo el mundo respeta y agradece.

Con sus declaraciones racistas en contra de los Mexicanos,

Trump abrió una gran puerta a la aceptación descarada del racismo. Y apoyados en sus constantes declaraciones, quienes siempre callaron y antes se mordían la lengua, han encontrado una voz.

Pero dentro de todo lo malo, esta mala experiencia nos ha acercado como comunidad, y si bien no todos, la gran mayoría de nosotros (los latinos) nos hemos apoyado y defendido como hermanos.

Con su reciente actuación imitando a una persona con discapacidad,

Trump ha abierto una nueva puerta, esta vez para dejar entrar la discriminación sin conciencia en contra de la diversidad.

Y cuando pensaríamos que lo “normal” es que estos actos hagan eco para que las personas reaccionen y abran los ojos, hay algunos que los tienen todavía más cerrados, porque por fin han encontrado un líder, porque por fin alguien se atreve a ser lo suficientemente petulante, prepotente, e inhumano, y no pide disculpas por ello. Además es billonario, así que para muchos tiene un valor agregado.

Pero volviendo al agradecimiento,

No olvidemos nunca que todavía queda tiempo, queda fe, y queda esperanza para dar las gracias, y habrá que darle gracias a Donald Trump por su interesante caracterización, que dentro de todo lo egoísta y deplorable, se ha convertido en una oportunidad para educar, para discutir abiertamente la discapacidad, y para pensar en los valores reales de la vida, que ciertamente no se compran con dinero.

A los que todavía no encajan en su cadena de discriminación porque no son o no se consideran latinos, porque no son indocumentados, o porque no tienen una discapacidad: Manténganse atentos, porque serán parte de la lista en algún momento.

Aún así, sigamos siendo agradecidos, porque siempre hay oportunidad para dar las gracias por lo bueno, pero también por las oportunidades que traen los retos.

Eliana Tardio
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About Eliana Tardio

En este espacio Eliana comparte su pasión por un mundo inclusivo a través de las historias de integración natural de sus dos hijos, Emir y Ayelén, quienes crecen y desarrollan sus talentos como modelos de diferentes marcas internacionales. Viviendo con pasión, compasión y estilo; esta es una vida totalmente imperfecta que celebra pequeños grandes triunfos mientras interpreta las enseñanzas en los retos. Eliana fue nombrada el 2015 como Mejor Activista Latina en US gracias a Latinos in Social Media.

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